Columna de Opinión: TU APORTE, MI APORTE, NUESTRO APORTE

TU APORTE, MI APORTE, NUESTRO APORTE

Por: María de la Luz Barros, Directora Ejecutiva de VerdeActivo.

La crisis social actual nos abre la oportunidad de replantearnos como queremos seguir desarrollándonos, enfocar las prioridades y establecer acciones concretas que nos permitan ser un real aporte tanto a la sociedad como al medioambiente. En este nuevo orden, ya no bastará con ser buen vecino y no contaminar, reciclar o ser carbono neutral, se nos exige dar un paso más, esto es reducir nuestro impacto negativo en todos los aspectos medioambientales y sociales, para ser un real aporte, no una suma cero o neutral.

El lema de la COP25 sigue siendo “el tiempo de actuar es ahora” y está más vigente que nunca. Debemos exigirnos con metas concretas. En relación a la industria de la construcción, debemos ser exigentes con los criterios de construcción sustentable, promoviendo prácticas sustentables, así como materiales y tecnologías que permitan desarrollar ciudades sostenibles social y medioambientalmente.

Una acción concreta es convertir los techos en azoteas vivas, verdes y activas. En las azoteas hay una gran oportunidad, ya que entre el 20% y 30% del área urbana son techos en desuso, el 88% de la población de Chile vive en áreas urbanas y el promedio de áreas verdes en Chile es de 5,48 m2/hab, muy inferior al estándar internacional de 9 m2/hab de área verde según la OMS y de 16 m2/hab según la ONU. Esto, sumado a la crisis medioambiental y social actual, nos plantea el desafío de cómo vivir mejor en contextos urbanos cada vez más hostiles. Reconvertir los techos en desuso en azoteas vivas, verdes y activas es una de las estrategias más completas de desarrollo sustentable y adaptación al cambio climático que logra vincular a los privados, al estado y a la sociedad civil en virtud de un objetivo común, abarcando muchas dimensiones tales como desarrollo social, medioambiental, urbano, económico, salud pública y fortalecimiento del tejido social y de la gobernanza. Además, contribuyen en 10 de los 17 ODS. Desde la perspectiva económica, esta estrategia es rentable al considerar las economías de alcance que una azotea verde y activa genera. Es fundamental, por tanto, entender que la evaluación de estos proyectos no puede ser costo-beneficio, desde el punto de vista del que ejecuta.

Esta estrategia permite aumentar las áreas verdes urbanas, combinando financiamiento público y privado, siendo un gran aporte al cumplimiento de las metas de carbono neutralidad, reducción de la contaminación ambiental, disminución del efecto isla de calor de las ciudades, control de la escorrentía y biodiversidad. Hoy es clave diseñar pensando en las personas y en las ciudades.

Si queremos avanzar con estrategias ecosistémicas y multisectoriales, el estado deberá alinear su voluntad de cambio con las necesidades urbanas y medio ambientales para generar una visión de sociedad común que lidere la toma de decisiones en cuanto a estrategias, inversión, metas, obligatoriedad, fomento a proyectos detonantes, investigación y desarrollo, entre otras. Por esto, creemos que se debe continuar en el camino de impulsar, por una parte, la Ley de Techos Verdes, que permita que los privados financien la construcción y mantención de los techos verdes en nuevas edificaciones, así como los mecanismos de financiamiento estatal para el cofinanciamiento público-privado de la reconversión de los techos existentes, que sólo en Stgo suman más de 2.000 há. Adicionalmente, se debe promover la educación medioambiental y la participación de la academia, centros de investigación, ONG y emprendedores en el desarrollo de esta industria, que genere investigación tanto en nuevas tecnologías como en información para la toma de decisiones.

Incorporar a la sociedad civil y al sector privado es fundamental para realizar y financiar acciones de adaptación al cambio climático, ya que reparten entre muchos la carga de este desafío “muchas acciones pequeñas logran un gran cambio”.

Mi aporte, tu aporte, nuestro aporte sumados, son el motor de cambio para crear ciudades más resilientes y humanas.

Fuente: Chile GBC revisar la columna aquí 

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