La urbanización genera el reemplazo de áreas verdes por edificaciones y pavimentos impermeables (infraestructura gris), que sumado a las emisiones de GEI generan un aumento de la temperatura urbana y problemas de contaminación ambiental.
Falta de áreas verdes urbanas
El estándar mínimo definido por el Consejo Nacional de Desarrollo Urbano (CNDU) es de 10 metros cuadrados por habitante (10 m²/hab).
Existen en nuestro país 5,5 m2/habitante de áreas verdes en las grandes zonas metropolitanas. Y en Santiago esta cifra es peor: alcanzando sólo a 4,5 m2/ habitante.
El 88% de la población de chile vive en zonas urbanas, y en Santiago, sólo 9 comunas tienen índices de vegetación mayor al 10m2/hab, representando sólo el 20% de la población capitalina y más de la mitad (51%) de las comunas están por debajo del rango de los 5 m2/hab.
Existe gran desigualdad en cuanto a la cantidad y calidad de las áreas verdes en las diferentes comunas del país, siendo los sectores con mayores índices de vulnerabilidad los más afectados. A esto se suma, que las comunas con déficit de áreas verdes no tienen espacios/terrenos para construir nuevas áreas verdes y según Fundación Mi Parque, el 60% de las áreas verdes queda abandonada antes de los 2 años por falta de mantención.
A lo anterior, se agrega que la planificación urbana no está integrada a los temas de la diversidad biológica, los servicios ecosistémicos y los cambios globales (Montoya 2015)
Este hecho, sumado a la crisis medioambiental mundial, nos presenta un desafío sobre cómo vivir de manera armónica en contextos urbanos cada vez más hostiles.
Estimación del potencial
Por otro lado, entre el 15 y el 35% del área urbana son techos, que solo en la RM equivalen a 304 km2. De esos techos, se estima que entre un 9 y un 13% son factibles de convertir a techos verdes, es decir, el potencial de la RM es mayor a 3.000 ha de techos disponibles. Como ejemplo, sólo la comuna de Pudahuel tiene más de 260 ha de techos susceptibles de convertir en AVVA azoteas vivas, verdes y activas.
Solución para hacer frente a los desafíos urbanos y al cambio climático
Los techos verdes surgen como una solución para hacer frente a los desafíos urbanos y al cambio climático, ya que son una oportunidad para incorporar la naturaleza en nuestro entorno creando azoteas vivas verdes y activas AVVA, y repartir el costo de las acciones de resiliencia y de adaptación al cambio climático entre todos los actores de la sociedad.
No podemos detener la urbanización, pero si podemos cambiar la forma de diseñar y construir nuestras ciudades.
Los techos son una capa de la ciudad que debe ser valorada como una “infraestructura” para la acción por el clima, y que se puede realizar en la ciudad existente. Plantar los techos en desuso, los convierte en parte de la infraestructura verde de las ciudades, que se suma a la infraestructura verde existente tales como plazas, parques, arbolado urbano y jardines privados, entre otros, creando una nueva topografía viva habitable, afectando positivamente a quienes viven en la ciudad, tanto a nivel perceptual como de salud pública.
Según el MMA, la infraestructura verde urbana es un elemento esencial para el desarrollo y funcionamiento de una ciudad, que le entregan a la comunidad beneficios denominados “servicios ecosistémicos”.
Estos servicios ecosistémicos culturales, aprovisionamiento, regulación y de soporte generados por los techos verdes contribuyen al desarrollo y bienestar humano, fortaleciendo el tejido social, trabajo sociocomunitario, y generando comunidades sostenibles, espacios culturales, mejoras en la salud pública, y oportunidades de trabajo y desarrollo de industrias, promoviendo el desarrollo urbano, medioambiental y económico.
Aporte a los ODS y metas de carbono neutralidad
Las AVVA son una solución basada en la naturaleza que permite aprovechar los servicios ecosistémicos gratuitos que la naturaleza nos entrega y son una contribución directa en 10 de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible ODS definidos por la ONU.
Convertir los techos en desuso en AZOTEAS VIVAS, VERDES Y ACTIVAS es una estrategia de regeneración y de resiliencia urbana que impacta tanto al medio ambiente como a la ciudad, la sociedad y la economía, generando beneficios que funcionan como un ecosistema, ramificando su rentabilidad socio-sustentable.
Los proyectos de reconversión de azoteas y techos en desuso son capaces de articular diferentes sectores de la sociedad, generando engranajes complejos y repartiendo la responsabilidad de la adaptación al cambio climático y de mejorar la calidad de vida entre todos los actores que cohabitan en la ciudad.
En resumen, convertir los techos en azoteas vivas, verdes y activos permite aumentar las áreas verdes urbanas, combinando financiamiento público y privado, siendo un gran aporte al cumplimiento de las metas de carbono neutralidad, reducción de la contaminación ambiental, disminución del efecto isla de calor de las ciudades, control de la escorrentía y biodiversidad. Hoy, más que nunca, es clave diseñar pensando en las personas y en las ciudades.
Las azoteas y techos en desuso son un activo latente de mejoramiento urbano y medioambiental, promoverlas y usarlas es sin duda una excelente estrategia.
Revisa más detalles en ¿Por qué las Azoteas Vivas, Verdes y Activa son una estrategia de regeneración y resiliencia urbana atractiva, eficaz y rentable?